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Brasilia, Brasil. – El Gobierno brasileño, liderado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, está dispuesto a dialogar con el expresidente de EE. UU., Donald Trump, sobre temas comerciales, pero ha establecido límites claros. Durante una comparecencia en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, el canciller Mauro Vieira afirmó que, aunque Lula está abierto a avanzar en negociaciones, la soberanía brasileña y las decisiones del Poder Judicial, incluidas las vinculadas al expresidente Jair Bolsonaro, no forman parte de la discusión.
Vieira explicó que el objetivo principal es abordar los aranceles impuestos por la administración Trump a productos brasileños, que en algunos casos alcanzan tasas del 50%. El canciller argumentó que estas sanciones afectan sectores estratégicos de la economía nacional y contradicen los datos históricos de la balanza comercial, que durante más de 15 años ha mostrado un superávit a favor de Estados Unidos. «La defensa de los intereses económicos y comerciales de Brasil seguirá siendo firme y serena, basada en datos concretos y fidedignos, sin provocaciones estériles», declaró el ministro.
La agenda diplomática se ha centrado en una posible reunión bilateral, especialmente después de que Trump describiera una breve interacción de 20 segundos con Lula durante la cumbre de la ONU como una muestra de una «química» favorable para un diálogo futuro. El vicepresidente Geraldo Alckmin respaldó esta visión, sugiriendo que la «buena química» política podría habilitar la solución al «tarifazo injustificado» a las exportaciones brasileñas. Alckmin destacó que el trato arancelario que recibe Brasil en EE. UU. no se corresponde con la apertura brasileña a los productos estadounidenses.
Este clima de apertura diplomática con una figura clave de la política estadounidense coincide con un escenario político interno enrarecido en Brasil, ya que los movimientos de Lula generan expectativas de cara a las elecciones presidenciales de 2026. Las autoridades brasileñas insistieron en que la actitud dialogante de Brasil persigue resolver controversias económicas con datos «concretos y oficiales», pero siempre bajo el respeto irrestricto a la autonomía institucional del país.
Las expectativas sobre una eventual reunión presencial se concentran en la posibilidad de eliminar trabas comerciales que son relevantes para la economía de Brasil. En este sentido, el canciller Vieira concluyó: «Recibimos con agrado cualquier muestra de disposición» para el diálogo, siempre que se mantenga el respeto a los principios de soberanía.