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Irán.-El líder supremo iraní, el ayatollah Alí Jamenei, desestimó el lunes la oferta de reanudar conversaciones por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, al mismo tiempo que negó rotundamente la afirmación de Washington de haber destruido la capacidad nuclear de Irán. La negativa surge tras un periodo de intensa tensión, incluyendo las cinco rondas de negociaciones nucleares indirectas que precedieron a la guerra aérea de 12 días en junio, cuando Israel y Estados Unidos bombardearon instalaciones iraníes. Jamenei criticó duramente la postura estadounidense, declarando a medios estatales que si un acuerdo está sujeto a coerción y tiene un resultado predeterminado, no constituye una negociación, sino una «imposición e intimidación», en referencia a la propuesta hecha por Trump la semana pasada ante el parlamento israelí de negociar un «acuerdo de paz» con Teherán.
Las palabras de Jamenei escalaron la confrontación retórica al ironizar sobre las afirmaciones de Trump: «El presidente estadounidense afirma con orgullo que bombardearon y destruyeron la industria nuclear iraní. ¡Muy bien, sigan soñando!». Además, cuestionó la injerencia externa en sus asuntos internos, agregando: “¿Qué tiene que ver con Estados Unidos que Irán tenga instalaciones nucleares o no? Estas intervenciones son inapropiadas, erróneas y coercitivas”. Las potencias occidentales han acusado consistentemente a Irán de buscar encubiertamente una bomba nuclear a través del enriquecimiento de uranio, algo que Teherán niega, insistiendo en que su programa es exclusivamente para fines energéticos civiles.
Paralelamente, el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional iraní, Ali Larijani, indicó este lunes la apertura de su país a considerar nuevas propuestas de la agencia nuclear de la ONU para retomar la cooperación. Esta postura se debe a que el acuerdo previo, cerrado en agosto con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en El Cairo, ya no se considera válido tras la suspensión de la colaboración debido a la guerra de los 12 días en junio. Larijani confirmó que «el acuerdo ha sido cancelado», reiterando lo ya anunciado por el ministro iraní de Exteriores, Abás Araqchí.
Según el político iraní, la causa principal de esta cancelación fue la reimposición de sanciones de la ONU promovida por Reino Unido, Francia y Alemania a finales de septiembre. Larijani sostuvo que la reactivación de las sanciones a través de un mecanismo contemplado en el acuerdo nuclear de 2015 —que ofrecía el levantamiento de sanciones a cambio de la limitación del programa nuclear iraní— «no tiene base legal». Este acuerdo clave, suscrito por Irán y las principales potencias mundiales (Reino Unido, Francia, Alemania, Estados Unidos, China y Rusia), expiró el sábado, lo que, según Larijani, habilita a los países a «mantener relaciones económicas y militares con Irán», una postura que asegura contar con el apoyo de «muchos» países.
A pesar de la declaración iraní sobre el fin del acuerdo, Naciones Unidas reimpuso en septiembre seis resoluciones que datan de 2006 a 2010. Estas resoluciones prohíben el enriquecimiento de uranio y las actividades balísticas, imponen un embargo de armas, el congelamiento de activos, y autorizan la inspección de aviones y buques iraníes en aguas internacionales, además de establecer limitaciones bancarias y financieras. A estas restricciones internacionales se suman las sanciones unilaterales de Estados Unidos vigentes desde 2018, que han complicado significativamente el comercio, especialmente la venta de petróleo, la industria más vital de la República Islámica.